Casi todos tenemos algún "trauma" sexual​

Por herencia, educación o falta de ella, o experiencias más o menos traumáticas, todos cargamos con algún trauma sexual, condicionamientos y creencias que nos limitan tener la experiencia liberadora

¿Sabías que casi nadie está realmente feliz y satisfecho en la cama?

Por herencia, educación o falta de ella, o experiencias más o menos traumáticas, todos cargamos con algún trauma sexual, condicionamientos y creencias que nos limitan tener la experiencia liberadora, gozosa, vital y espiritual que nuestra sexualidad nos podría proporcionar. Por no hablar de lo enriquecedora que podría ser una sexualidad consciente y libre de tabúes y traumas para tu relación de pareja, si la tienes.

Desde mis primeros recuerdos relacionados con la sexualidad puedo ver que siempre hubo un componente de culpa, vergüenza o inadecuación, a la vez que mucha curiosidad y la intuición de que en ello había un gran potencial y poder. Desgraciadamente, durante más de la mitad mi vida fue algo de lo que no hablé con nadie.

Nunca había recibido ningún tipo de educación sexual y no tenía idea de cómo ser una buena amante y tener relaciones sexuales placenteras. La gente parecía querer y disfrutar el sexo, y las películas estaban llenas de escenas de parejas en un encuentro erótico lleno de pasión y felicidad orgásmica. Sin embargo, en mis relaciones todo era mucho menos relajado, placentero y espectacular.

Sentía que era la única persona en el mundo que no acababa de disfrutar del sexo, lo que me hacía sentir muy sola e inadecuada. Yo quería ser como los demás, quería ser «sexualmente normal».

Afortunadamente, gracias al Tantra y al Rebirthing aprendí la verdad:

Casi nadie en nuestra sociedad está realmente feliz y satisfecho en la cama.

Todos hemos tenido nuestra parte de trauma sexual, que varía desde casos leves de programación social hasta casos extremos de violación y agresión sexual.

En mayor o menor medida, ya sea que nos demos cuenta o no, todos hemos sido heridos, lastimados o abusados sexualmente. No sé de nadie que haya podido escapar a este hecho. Sin embargo, la extensión, el grado y la gravedad de nuestras heridas varían mucho.

En este camino de aprendizaje, gracias al Tantra y al Rebirthing, comencé mi viaje de sanación sexual usando diferentes técnicas y prácticas para liberarme de la vergüenza y el trauma en torno a mi sexualidad. No es un camino fácil pero vale la pena.

Éstas son algunas prácticas que me han sido muy útiles:

1. Trata el sexo como algo sagrado

Crear un ritual alrededor de tu actividad sexual le otorga un estatus especial y te ayuda a liberarte del trauma sexual y de la idea de que el sexo es inadecuado o sucio. En nuestra cultura occidental, hemos pasado por cientos de años de condicionamiento social y religioso que reprime nuestros deseos sexuales. Ser una persona sexual, especialmente si eres mujer, no está bien visto socialmente. Serás etiquetado como un pervertido o una puta. Aprendimos a ocultar nuestro ser sexual y sólo expresarlo a puerta cerrada. E incluso en privado, a menudo sufrimos vergüenza y culpa por nuestros deseos sexuales, necesidades y fantasías.

En Tantra y en Rebirthing, el sexo se contempla como algo saludable, natural y sagrado. Cuando dos seres que se aman se juntan, su unión sexual se percibe como una oración de gratitud enviada a lo divino, como una celebración de la vida.

Comienza tu experiencia sexual con una afirmación: «Mi cuerpo es hermoso y me da placer. Mi erotismo es saludable, natural y maravilloso. Disfruto y celebro mi sensualidad y gozo en mis experiencias sexuales. Mi sexualidad es divina». Comienza a cultivar una mentalidad de alegría desvergonzada y gozo inocente en la cama.

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2. Usa tu respiración conscientemente

Hemos aprendido a enfrentar las dificultades con lucha, con tensión, escondiendo cómo nos sentimos. Cuando surge dolor o incomodidad, tensamos nuestros cuerpos y tratamos de retener todo lo que no queremos reconocer.

Si respiras profundamente no puedes mantenerte en tensión.

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Respirar a través de cualquier experiencia negativa o emoción es una forma poderosa de dejarla ir. Además, respirar a través de cualquier experiencia placentera también aumenta el placer, pues la relajación hace que éste es expanda.

Cuando surjan traumas sexuales, culpa o vergüenza, respira profundamente para procesarlos. Reconoce lo que estás sintiendo y deja que la emoción (es decir, la energía en movimiento) pase a través de ti en lugar de quedarse atrapada en tu cuerpo, atormentándote durante años.

Sé gentil contigo mism@, permite que todo tu cuerpo se relaje y respire profunda, lenta y conectadamente. Después de unas cinco respiraciones, ¡deberías comenzar a sentirte mejor!

3. Sé tu mejor amante: date placer

Cuando te toques, hazlo con paciencia y reverencia. Contempla tu cuerpo como un templo de amor, placer y sensualidad. Tómate tu tiempo, no te apresures. No vayas direct@ a los genitales, sino comienza dándote un cariñoso masaje de cuerpo entero, o incluso un masaje genital para conectarte con tu naturaleza extática. Date permiso para disfrutar completamente de tu cuerpo. Busca el placer: masajea tus pies, acaricia tu pelo, tu cuello. Ama tu piel con tus manos y tal vez incluso con tu boca y tu lengua.

Recuerda: Tú eres tu mejor y primer amante. ¡Date tanto gusto como lo harías con el amante más increíble y atractivo del mundo!

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4. Practica la presencia plena: tocar sin expectativas

Cuando tengas relaciones sexuales en pareja, abandona la necesidad de que ocurra cualquier cosa, abandona cualquier guión. No hay que llegar a ninguna parte. Tocaos entre sí para sentir y dar placer.

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En nuestra sociedad, muchas personas ven el sexo como una carrera hacia el orgasmo. Así, nos presionamos a nosotros mismos y a nuestr@ amante para “dar” algo. Estamos creando un objetivo final e intentamos llegar allí. Esta presión no es saludable, no nos ayuda a sanar el trauma sexual, e inhibe nuestra capacidad de ser orgásmicos. Casi olvidamos lo increíble y milagroso que es el acto sexual en sí mismo y lo tratamos como una forma de llegar al clímax. Al hacerlo, nos perdemos toneladas de sensaciones placenteras. El sexo es un viaje, y este viaje en sí mismo es una experiencia maravillosa.

Practica la presencia, la atención plena: la capacidad de unir la mente y el cuerpo. No «intentes» hacer que tu pareja tenga el orgasmo. No «intentes» tener un orgasmo tú mism@. Olvida la necesidad de que ocurra cualquier cosa y quédate con las sensaciones, el placer y el tacto que estás experimentando.

Éstas son sólo 4 recomendaciones esenciales para liberarte de tus traumas y condicionamientos sexuales, pero hay muchas más cosas que puedes hacer.

Puedes profundizar y trabajar más activamente en la sanación de tus traumas sexuales mediante la participación en talleres o formaciones de tantra o de Rebirthing (u otras técnicas de crecimiento personal).

Igual que con cualquier cosa en la vida, escucha a tu cuerpo y elige sólo las prácticas que te sienten bien.

Confía en tu intuición y déjate guiar por tu conocimiento interno.

Tu cuerpo tiene una sabiduría, aprende a escucharlo.

Anokhi

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