El sexto sentido masculino
Sin lugar a dudas, el taller de Compasión y Éxtasis de Semana Santa despertó algo muy profundo y dormitado en mi, lleno de amor y sobretodo de Compasión.
Compasión y éxtasis de semana santa
Sin lugar a dudas, el taller de Compasión y Éxtasis de Semana Santa despertó algo muy profundo y dormitado en mi, lleno de amor y sobretodo de Compasión.
Yo, como hombre, he sufrido toda mi vida de una «anestesia general» en todo mi cuerpo, mi sentir y mis entrañas. Era como tener piel de elefante, gruesa e insensible a los estímulos externos. Y todo debido a unos patrones de conducta y condicionamientos heredados de mi padre, mi abuelo y toda mi línea ancestral masculina. El hombre debe ser «fuerte», impasible, nunca llorar y siempre estar al servicio de los demás aunque esté mal porque no se puede mostrar «débil». Nada más alejado de la realidad, yo he sido un niño hipersensible a todo lo que me rodea, por lo que me dejé llevar por mis padres y mi contexto social cercano.
Perdido en un mar de lágrimas
En este taller empecé a sentir por primera vez en mi vida. Al principio me encontré perdido en un mar de lágrimas, muy agitado y con intenciones de ahogarme en sufrimiento. La ignorancia por esta nueva situación en mi, hizo que me surgieran miedos y muchas preguntas: “¿Qué significa y qué representa sentir para un hombre como yo? ¡Duele y no se por qué! ¡No entiendo nada! ¡Qué alguien me ayude!”
¡Soy algo muy pequeño para algo tan grande y puro!
Hasta que apareció un bote salvavidas -donde se encontraban Amerai, Hari Dass y muchas otras personas- que me ayudó a surcar las olas y a darme protección en este viaje. Yo solo tenía que remar, dejarme guiar y fluir con la marea. Hasta que la tormenta amainó y al fondo vi una luz, emitida por una diosa, una energía femenina de energía y amor inagotables que abrumaban mi propia existencia, pensé: «¡Soy algo muy pequeño para algo tan grande y puro!». Ella hizo ver mi otra polaridad, la mujer que llevo dentro. Y con la presencia más amorosa, tierna e incondicional, abrió mi corazón por donde salió todo mi sufrimiento acumulado en mis 28 años de vida. Y lo más sorprendente fue que detrás de todo ese dolor y sufrimiento, me encontré con un placer absoluto, puro e infinito que removió y liberó mi interior como si se tratase de un huracán que venía de mi interior. Esto me hizo sentir la «llama de amor viva» que refulge en mi centro, más intensa y cálida que la luz del mediodía, que es imparable e inagotable, que carece de juicios hacia cualquier ser viviente en la tierra. He vuelto a ser y he conectado con el niño hipersensible que fui antaño.
Me sentí mujer y hombre por primera vez
Me sentí muy vulnerable, y gracias a esa vulnerabilidad me sentí mujer y hombre por primera vez. Ahora siento como siente una mujer, como ella vive su sexualidad, como siente placer, como es la naturaleza de sus emociones, todo… Y ahora sé en lo que consiste ser un hombre: ser capaz de expresar lo que se siente en cada momento, ser vulnerable, porque muestra valentía es ser capaz de llorar y compartir, de rendir culto a lo femenino, de ser consciente de su masculino y también de su parte femenina.
Mi vida ha cambiado para siempre. Ya no soy el de antes y sigo siendo el de antes. Soy un hombre vulnerable que llora, que gime, que besa, que abraza, que sufre conscientemente, que siente, que es compasivo, que ríe, que piropea, que es creativo, que ama, que cuenta chistes, que es un niño de corazón, que disfruta viviendo, que juega con la vida, que se divierte con cada momento de su vida, que grita a los cuatro vientos: “¡El sexo consciente me libera!”
El comienzo de un nuevo mundo
Este puede ser el comienzo de un mundo nuevo, más amoroso, más emocional y humano. Reíd, llorad y mostraros vulnerables. Porque solo así entenderéis y sentiréis lo que es ser HOMBRE, SHIVA, EL MASCULINO CONSCIENTE.
Y todo esto se aprende, o mejor dicho «se recuerda», muy bien aquí, en el taller. ¡Merece la pena! ¡Este es el mundo real, un mundo de amor y compasión!
Gracias a todos los hombres y mujeres que han hecho posible este taller y me han ayudado a ser consciente y a evolucionar espiritualmente.
Gracias Amerai y Hari Dass.
Eternamente agradecido.
Namasté